Autoclave: ¿qué es y para qué sirve?

El autoclave es un dispositivo diseñado para esterilizar diversas herramientas: cosméticas, quirúrgicas, dentales y utilizadas en consultorios de medicina estética, salones de perforación y estudios de tatuajes. Además, gracias al desarrollo tecnológico, los autoclaves son ahora mucho más pequeños que antes siendo al mismo tiempo más eficaces: más rápidos y fáciles de usar, entre otros. Pero eso no es todo, ya que el precio de este tipo de dispositivos está disminuyendo, lo que los hace cada vez más disponibles y asequibles. Son un elemento indispensable en cada sitio donde las herramientas reutilizables entran en contacto con nuestro cuerpo. ¿Por qué? Porque la esterilización efectiva es la base para el funcionamiento de un gabinete higiénico y seguro. El autoclave tiene la forma de un tanque calentado y herméticamente sellado para realizar procesos químicos. Gracias  a las paredes gruesas, se mantienen altas presiones y temperaturas dentro de la cámara, lo que aumenta la eficiencia de la esterilización. Además, la condensación de vapor conduce a la liberación de energía, que elimina por completo los microrganismos nocivos. El autoclave, gracias a su diseño, permite realizar el proceso de esterilización con alta presión y vapor, que mata microorganismos, incluidos virus y bacterias peligrosos, así como todas sus formas de esporas. El uso de un autoclave de vapor a presión es uno de los métodos de esterilización más conocidos y efectivos. La esterilización se define como el proceso de destruir todas las formas de microorganismos, incluidas las esporas. Se puede hacer físicamente, químicamente o mecánicamente. Una herramienta que es estéril, es decir, que se ha sometido a un proceso de esterilización, es completamente segura para el cuerpo humano. Para que la esterilización sea efectiva, el material debe prepararse adecuadamente, el proceso en sí debe realizarse correctamente y las herramientas después de la esterilización deben almacenarse adecuadamente. El equipo utilizado primero debe someterse a una desinfección preliminar, lavarse con agua corriente o en una lavadora, secarse y luego empacarse en un embalaje destinado a la esterilización. La esterilización adecuada no debe dañar ni cambiar las propiedades de los instrumentos esterilizados. La historia del autoclave se remonta a 1679. El autoclave con una válvula (aleta de seguridad), que también era un prototipo de una caldera de vapor, fue inventado por un físico francés, Denis Papin. En aquella época se llamaba la «caldera de Papin». También se utilizaba como olla a presión. Por primera vez, su funcionamiento se demostró en 1682 durante una recepción para miembros de la Sociedad Real en Londres. Fue gracias a él que en aquella ceremonia se pudieron comer platos cocinados. Desde entonces, ha habido muchos cambios en la producción y el uso de autoclaves. La mayoría de los procesos se han automatizado, los dispositivos se controlan electrónicamente, se alimentan con agua destilada o se conectan al sistema de suministro de agua, y los procesos se archivan electrónicamente. Algunos dispositivos también tienen funciones de impresora y pantallas que muestran las etapas de trabajo de la máquina.

Requisitos sanitarios para los autoclaves

 Los requisitos legales con respecto a la posesión de un dispositivo para esterilizar herramientas se imponen no solo en consultorios médicos y dentales, sino también en salones de belleza, estudios de tatuajes y salones de perforación. Estos son lugares donde la continuidad de la piel se rompe o puede romperse, por lo que existe el riesgo de infección con bacterias, hongos y virus. Las herramientas no estériles representan una seria amenaza para la salud y la vida de los pacientes y clientes de los lugares de servicio mencionados. La falta de esterilización de los instrumentos es una violación de la ley, y el propietario del salón debe tener en cuenta las consecuencias (Real Decreto 1591/2009 que aborda, entre otros asuntos, las responsabilidades legales que obligan a garantizar la calidad de los procesos de esterilización; Real Decreto 1277/2003 (10 de octubre). Trata de las garantías mínimas de seguridad y calidad exigibles). Durante los procedimientos, se viola la continuidad del tejido, lo que crea el riesgo potencial de infección con muchas enfermedades. Los tipos más comunes de infección en los gabinetes son:

  • infecciones virales (virus de la hepatitis B, virus de la hepatitis C, virus del papiloma humano VPH, virus del VIH);
  • infecciones bacterianas (principalmente estafilococos y estreptococos);
  • infecciones fúngicas (Pityrosporum ovale, Candida sp., Epidermophyton sp.);
  • infecciones parasitarias.

Los requisitos indican claramente que los instrumentos que no son desechables deben lavarse, desinfectarse y finalmente esterilizarse. Como resultado del proceso de esterilización, todos los virus, hongos y bacterias se destruyen. La característica que distingue al autoclave de clase B de otros dispositivos disponibles en el mercado es la posibilidad de esterilizar todo tipo de instrumentos, incluidos aquellos con una superficie porosa. El dispositivo de clase B cumple con los requisitos legales. A diferencia de los esterilizadores de bolas y los llamados esterilizadores a aire seco y caliente, solo la esterilización en autoclave garantiza por completo la esterilidad de los instrumentos. Para trabajar de acuerdo con los procedimientos y las pautas de las autoridades sanitarias, se deben realizar pruebas. Además, se debe mantener un registro de la esterilización. De acuerdo con los requisitos, también es necesario realizar pruebas biológicas que confirmen la efectividad del proceso de esterilización.

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